viernes, 30 de diciembre de 2011

Reflexiones desde un Tren... Volumen Especial "...y un Feliz Año Nuevo"

Buenos dias a todos.

Despues de haber estado enfermo el miercoles, y de mi enorme fallo de ayer con el Internet Movil, hoy por fin reanudo mi marcha normal de actualizaciones (que aunque seais pocos los que me leeis, lo hago con toda la ilusión para vosotros).

Otro año se acaba, como tantos otros antes que él, y me toca hacer balance de lo bueno y lo malo. Hacer balance del año, de si ha valido la pena y de si me arrepiento o me alegro de cosas.

Francamente, ha sido un año de mierda.

De acuerdo, he conocido a nuevos amigos y me he reencontrado con amigos antiguos, y en cierto modo, eso equilibra un poco la balanza, pero he de admitir que este año... bueno, los he tenido de mejores. También de mucho peores, asi que no deberia ponerme en plan quejica.

Ha sido un año de problemas de salud, problemas administrativos y problemas personales, y aunque la mayoria se han ido sorteando y solucionando, he de admitir que si debo de ponerme una resolución para el año que habrá comenzado para mi próximo post, sería la de esforzarme para hacer de 2012 un año un poco más decente y habitable para mi persona. Ah, bueno, y mejorar mis habilidades tricotando (¿Que? Me gusta, y no puedo pasarme la vida haciendo punto bobo...)

¿Que más decir? Realmente no puedo decir mucho más. Los viernes me levanto agotado, y mis neuronas, tras toda la semana, solamente piden, a gritos, volver a la cama, aunque sepan que no es posible.

Asi que desayunaré (sí, me llevo el desayuno detrás y me lo tomo en el tren) e intentaré pasar un viernes productivo. Haced lo mismo, mis lectores, que la proximidad del fin de semana y el Año Nuevo no pueda con vuestras ganas de trabajar.

Un saludo, un abrazo y un beso, y un muy Feliz Año Nuevo a todos,

Desde el tren, Alvaro

Reflexiones desde un Tren... Volumen Especial "Fiebre y Desconexión"

NOTA: Este es el post correspondiente a ayer, 29 de Diciembre.

Un día más, escribo desde el tren, aunque hoy, y tras mi ausencia de ayer, lo hago sin conexión. ¿Por qué? Porque a mis neuronas le han parecido curioso o divertido que a mi se me olvidase el Internet Móvil en casa. Mira tu que gracia.


En cualquier caso, no sirve de nada llorar sobre agua derramada (o algo así era el refrán) así que -ya que este ordenador sin Internet solamente me sirve para escribir u oír música y no llevo los cascos- a escribir tocan.


Para los que os sorprenda mi ausencia de ayer, decir que tenia varias décimas de fiebre, y la conjuntivitis algo agravada (probablemente porque el día anterior estuve en el Archivo -OTRA VEZ-) pero que nade se alarme, ya que hoy estoy bastante mejor de lo primero, y lo segundo, a base de colirio lo tengo controlado.


En cualquier caso... hoy... ¿de que puedo hablar hoy? Francamente no lo se.


He de admitir que, releyendo mis posts antiguos, he leído uno que hablaba de que mi trabajo -el cual me gustaba bastante en un principio- empezaba a resultarme tedioso e incluso desagradable. Me he dado cuenta, pensándolo con calma que no es por el trabajo en sí, el cual en el fondo no está mal, es entretenido, y pasas las horas bastante rápido, sino por el trato deshumanizado y sin cargos de conciencia que se recibe del resto de compañeros.


¿Que he estado de baja dos años? Pues vale, ni un simple “¿Ya estás mejor?” de cortesía. ¿Me he reincorporado? Es todo lo que les importa a la mayoría. Claro está, no puedo hablar por todos, siempre hay gente amable y simpática que se preocupa, me pregunta, se preocupa y demás... pero he de admitir que las manzanas podridas tienden a estropear la cesta.


Asimismo, me frustra mucho la injusticia que viene con la deshumanización de la administración. Algunos ya sabréis que la idea era enviarme a mi a tiempo completo al Archivo. Alegué mis problemas de salud, y se descartó la idea.


Ahora bien, si la idea era que hubiese alguien a tiempo completo en el Archivo para que el trabajo fluyese mejor... ¿Por qué si no soy yo, ahora parece que ya no va a ser nadie? ¿Por qué ahora ya volvemos al “Pues nada, rotareis semanalmente”? No me parece justo.


Y claro... en las inmortales palabras de Miguel Lago “¿Y yo como me defiendo? ¡Ah! Jodase usted.”


La misma sensación que tuve al enterarme de que la petición de Comisión de Servicios y/o Traslado por Motivos de Salud (Solicitud que contra más me informo, más cuenta me doy que hice de pena) llegó a mi Comisaría y mi Inspector Jefe (jefe jefazo) no quiso hacer informe favorable. A pesar de que yo estaba de baja y sin perspectivas de incorporarme en breve ni a la larga.


“¿Y yo como me defiendo?¡Ah! Jodase usted.”


No negaré que ser parte de la administración tiene enormes (gigantes a veces) ventajas... pero también hay que tener en cuenta que muchas veces esas ventajas vienen inherentes a otras cosas, a otras putadas, que no siempre vemos a primera vista, y que hacen que te plantees si eso de ser Funcionario es realmente tan bonito como lo pintan.

Aunque supongo que con la mierda de situación laboral en este país ahora mismo, mejor me calló, asiento solemnemente aunque me cabreen y pongo mi mejor sonrisa falsa.


De momento al menos, será lo mejor.


Un abrazo a todos, desde el tren,

Alvaro

martes, 27 de diciembre de 2011

Reflexiones desde un Tren... Volumen Especial "Parental Advisory"

Buenos dias.

Hoy estoy cansado. Y no cansado de esos dias que "Hay que sueño tengo", no, cansado de "Dios, no se ni como mi cuerpo me permite caminar". Y sin embargo, aqui estoy.

En cualquier caso, y con mi cansancio incluido, hay un tema del que me gustaría hablar. Es un tema que me ronda, activa y pasivamente, desde hace meses (puede que años en mi subconsciente).

El tema es la censura.

¿Por qué existe la censura? ¿Por qué nos censuramos? ¿Es realmente necesaria? ¿Seriamos más felices diciendo todo lo que pensamos, como lo pensamos?

Vayamos por partes... ¿Por qué existe la censura? No lo se. En algun momento de la historia, en algun lugar, alguien conocía una verdad incomoda sobre otro alguien. Ese segundo alguien debió amenazar al primero con la muerte si revelaba dicho dato. Y ahi es cuando se fue todo a la mierda.

¿Por qué nos censuramos? En mi opinión (sin filtrar demasiado, considerando las horas que son) por puro instinto de supervivencia. Porque hay cosas que no podemos decir a segun que personas, porque, más que queramos, llamar hijo de la gran pu* a nuestro jefe a la cara es una muy mala idea que solo trae problemas. Pero a menor escala también. Omitimos y callamos cosas que, sin ser necesariamente dañinas, querriamos y podriamos decir, por miedo a las consecuencias, por miedo a la reacción de la gente, por miedo al "¿Que dirán?".

Lo que me lleva a la siguiente pregunta ¿Es realmente necesaria? Sí, pero con medida. A día de hoy, en nuestra sociedad y con nuestras extrañas y mutiladas reglas sociales, sí, no queda más remedio que conocer un minimo de censura, y saber aplicarla, repartida con mesura, sin que un exceso de censura implique callar cosas que es mejor decir.

Sin embargo, tengo la sensación de que habriamos sido más felices si aquel segundo individuo, en lugar de haber amenazado de muerte al primero, hubiera tomado las cosas con filosofía, hubiera ignorado el "¿Que diran?" y con una carcajada y una palmada en la espalda del primero, lo hubiera invitado a tomar algo.
Puede que de esta forma, hoy en lugar de callar por miedo y tensión, callasemos por amabilidad y respeto.

¿Seriamos más felices sin ella? Dudo que pudiesemos existir sin ella por completo... Pero estoy seguro de que si todos pudiesemos, quisiesemos y supiesemos expresar muchas de las cosas que callamos por autocensura, todos seriamos un poquito más felices.

Yo, el primero.

Un saludo a todos,

Alvaro

lunes, 26 de diciembre de 2011

Reflexiones desde un Tren... Volumen Especial "Feliz Saturnalia"

Buenos dias, mis lectores

Hoy... hoy no tengo mucho que decir. Es un día cualquiera de mi vida, dejando a un lado el hecho de que sea el día despues de Saturnalia, y sencillamente, me dirijo al trabajo.

Sin embargo, si que hay algo que ocupa mi mente y me proporciona cierta calidez y en cierto modo... satisfacción.

Desde hace unos meses, he estado aprendiendo y perfeccionando diversas habilidades muy poco propias de un varón de mi edad (cocinar y tricotar, sin ir más lejos) y el hecho de haber pasado el festivo día de Saturnalia tejiendo bufandas y cocinando pasteles hace que lleve desde ayer con una sonrisa de satisfacción en la cara.

No por el hecho de cocinar o tejer en si, sino porque se que algo en lo que yo he volcado mi esfuerzo será motivo de, al menos, una sonrisa para alguien.

Será el espiritu de Saturnalia que me invade, supongo...

Pero hace que me sienta bien.

Buenos dias, desde el tren,

Alvaro

jueves, 22 de diciembre de 2011

Reflexiones desde un Tren... Volumen Especial "Me gustan los trenes..."

Buenos dias otra vez, lectores.

Con este post, y su titulo homenaje a esos grandes sketches online por TomSka llamados "AsdfMovies", me gustaría terminar la semana. Sí, mañana no trabajo. Tengo que hacer unos tramites por todo el tiempo que he estado de baja.

He estado pensando en un tema muchas veces abordado, pero con -normalmente- multitud de opiniones. La madurez.

Resulta obvio, que todo el mundo, con el paso del tiempo y con las experiencias que superamos, adquirimos experiencia y maduramos, pero esta vertiente del tema está... demasiado trillada. Yo quiero hilar un poco más fino, y hablar de madurar demasiado pronto y de negarse a madurar.

Por suerte o por desgracia (nunca he podido decidir cual) yo fui una de esas personas que por cosas de la vida (vease los ultimos post) maduró pronto, y tuvo que madurar deprisa. Nunca lo he considerado un problema serio, aunque he de admitir que tiene sus pegas. Me doy cuenta de que en algun momento, en algun lugar, dejé muchas ilusiones y sueños, enterradas bajo un alud de realismo... y un hoy en ocasiones miro atras y me pregunto si podría salvar algo de todo aquello.
Asimismo, la madurez viene con otro problema asociado, y son las altas expectativas. Sabes que las cosas cuesta muy poco centrarse y hacerlas bien, sabes que cuesta muy poco coger el telefono y avisar de una tardanza, sabes que -con voluntad- todo cuesta muy poco de hacer en comparación a tantas otras cosas que has visto... Lo cual lleva a desilusiones y chascos cuando tratas con gente que se toma la vida más alegremente.
Obviamente, esto es apenas arañar la punta del iceberg, trae consigo muchos más problemas, asi como trae muchas alegrias: seriedad a la hora de emprender proyectos, mente más ordenada, por citar dos... pero no veo necesario comentarlos todos.

Asimismo, tenemos el caso diametralmente opuesto. Gente que, o bien por azares del destino o bien por decisión propia se niegan a aceptar que tienen una edad de empezar a compotarse al menos un poco como adultos, y siguen actuando como si fueran niñatos/as prepotentes de trece años. He tenido que tratar con varios, valgame dios, pero uno en particular, me dió para ahondar en este tipo de sujetos.
Personas que viven en la negación, que se niegan diametralmente a hacer nada con su vida, que solo buscan el hoy y el ahora, el divertirse, la mentalidad del niño de cinco años, "quiero juguete, quiero piruleta", y si el día de mañana me veo debajo de un puente, pues ya me preocuparé.
Francamente triste, sobretodo cuando te das cuenta de que este tipo de personas están tan aferradas (usualmente) a esta falsa fantasía que ellos llaman vivir, que se indignan, se enfadan, y te retiran la palabra cuando intentas ayudarles.

Asi que, resumiendo... considero que ambas situaciones son una putada, todos deberiamos madurar cuando estamos listos, y no cuando situaciones externas lo dicten, pero tampoco negarnos a aceptar que tenemos más edad de pensar en trabajo y vivienda que de pasarse el día en calzoncillos delante del ordenador comiendo gominolas (situación veridica, tristemente).

En cualquier caso, espero vuestros comentarios... ¿Madurasteis pronto? ¿Demasiado tarde? ¿Aun no lo habeis hecho? ¿Estoy loco y los señores de la camisa de fuerza están ya avisados?

Con esta reflexión me despido hasta el Lunes, desde el tren

Alvaro

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Interlude (en Clave de Sol)

Hola otra vez.
Releyenndo mi post de esta mañana, me he dado cuenta de que no es un post justo. Menciono a algunas personas, pero me dejo a demasiada gente, demasiadas personas que merecen una mención, por breve que sea, hoy y en este tema.

El Doctor Jose Anastasio Montero, cuyo nulo don de gentes pero habiles manos hicieron posible que yo a día de hoy esté intervenido con éxito de corazón y sin necesidad de tomar la típica medicación puñetera que acompaña a todas estas intervenciones (el infame Simtrom).

El Doctor Oscar Gil, que lleva siendo mi cirujano cardiaco desde ¿que digo yo? ¿los catorce años? y que siempre ha sido un médico ejemplar, se ha preocupado por mi y me ha atendido cuando hiciese falta y por lo que hiciese falta, con o sin cita médica.

El Doctor Andres, de cuyo apellido no consigo acordarme, que fue mi médico de rehabilitación durante toda mi estancia en el hospital, y que aun hoy (y pese a que -al fin y al cabo- solamente nos vimos durante esos dos meses hace siete años) si nos vemos me saluda como si fuese un amigo de toda la vida.

El Doctor Vicente Abril, médico de la unidad de enfermedades infecciosas, que muy posiblemente me salvase la vida al proponer el tratamiento con antifungicos, y el cual he estado visitando hasta hace poco más de un año con mis visitas anuales para asegurarnos de que el hongo estaba erradicado del todo.

El Doctor Fuster, que fue mi médico "principal" durante la hospitalización, y pese a su parar seco y parcas palabras, se tomó tanto interés como el que más a la hora de seguir mi caso.

El Doctor Canovas, que no se siquiera si era doctor hace siete años, creo que apenas era interno, y que tuvo mi caso en primera linea.

A Maricarmen, Amparo, Jesus, Lucia, y tantos otros del personal médico de enfermería, celadores y no-sanitario del Hospital General Universitario de Valencia, por haberme animado.

Y, por supuesto, faltaría más: a Jaime y Amparo, mis padres, que llevan siendo los mejores doctores y los que más me han cuidado desde que nací, sin los cuales no habría podido superar todo aquello.

Mención especial, por supuesto, a mi pobre hermana Elisa, que pasó una mala temporada por aquello, pero demostró una madurez que muchos no exiben con diez (ni veinte) años más.

A todos, gracias.

Alvaro

Reflexiones desde un Tren... Volumen Especial "Miel, Arritmias y un Hongo muy Malo"

Buenos días, lectores

Hoy, y tras la "buena" recepción de mi post de ayer (¿Que? Al menos me comentaron...) he pensado que sería un buen día (tan bueno como cualquier otro, en realidad) para relatar la que considero es mi mayor "aventura" hasta la fecha. La anecdota que más que ninguna otra ha forjado mi caracter y me ha llevado a ser como soy hoy en día.

Hablo, como es fácil de suponer, de mi cirugía cardíaca.

De esto hace ya siete años (y dos meses con seis dias, pero redondeemos, tampoco hace falta ponernos quisquillosos) y en aquel entonces yo tenía dieciseis años. Pero... remontemonos un poco más atrás, antes del verano (me operaron en Octubre, remontemonos tres o cuatro meses antes) cuando ese inocente muchacho que yo era, se vió en la consulta del Jefe de Cirugía Cardiaca del Hospital General Universitario de Valencia (el famoso Dr.Montero) y le dieron con la maza en la cara del "Despues del verano, cuando no haga tanto calor, te operamos".

Ahora lo pienso y ... bueno, creo que no supe reaccionar. No quiero decir que tuviese una reaccion desmedida, que lo negase o ninguna tontería asi, me refiero simplemente a que recuerdo aquel verano (incluso considerando que visité Londres y Paris) como un borrón.

Es también notable el hecho de que no tuve miedo. Sabía lo que venia, en cierto modo lo sabia, e incluso la noche antes de la intervención, dormí como un bebe... Posiblemente, no estaba ni siquiera concienciado a lo que entraba...

Pero volvamos al acontecimiento principal. El -si no recuerdo mal- 13 de Octubre de 2004 fui ingresado para el típico pre-operatorio, y ya empecé con irregularidades (hilarantes en este caso). Debido a una falta de camas, a los que teniamos que ser ingresados, nos repartieron entre distintas alas del hospital, y ya post-operatoriamente nos llevaria a cardiología. Asi que alli estaba yo, en el ala de Neurocirugía con cuatro hombres que podrían ser abuelos mios (todos pendientes de cardio también), terminandome un libro (Cronicas de la Dragonlance) y con otro en la mochila, porque al fin y al cabo... "Si todo va bien, en dos semanas estás fuera".

El 15 de Octubre, me levantan temprano tempranisimo (de acuerdo, ahora me reiría de ese madrugón, pero no estaba acostumbrado en aquel entonces) y me toca darme una ducha. Con las calderas en frío, me doy un duchazo frío que me pone los ojos como platos y me altera más que la operacion a la que me estaré sometiendo en un par de horas.

Pasado un rato, vienen a llevarme a quirofano y me dan un diazepam para que me lo ponga debajo de la lengua... como al fin y al cabo si que estaba algo nervioso, y a mi cuando estoy nervioso me da por hablar y hablar y hablar, me dejo más diazepam en los dedos de recogerlo que en la boca...

Y entro al quirofano, blanco inmaculado... como una docena de personas al menos manejando maquinas... me entra un puntito de ansiedad, mientras me conectan un gotero, y recuerdo ir a preguntar algo, cuando oigo "Buenas noches, Alvaro". Y la anestesia me golpea como si me pasase un tren por encima.

Los siguientes... que digo yo... dos dias... son bastante confusos. Recuerdo despertarme en la UCI, contar goteros, más de diez, entre cuello, ambos brazos, piernas... estar intubado para poder respirar, la boca muy seca, pero sin dolor... bendita morfina. Viene un médico, me han quitado el tubo de respirar ¿cuando he empezado a hacerlo por mi mismo? No lo se. Me quitan un drenaje que tenia metido por el torso hasta los pulmones... no me duele, pero la sensación me acompañará toda la vida. Me vuelvo a dormir, sigo teniendo la boca como de papel de lija.

Vuelvo a despertarme... Maldita sea ¿Cuando tiempo llevo dormido? Me han quitado un monton de goteros, y solo me quedan un par, aunque la sensación de sequedad en la boca persiste y no puedo beber, segun me dicen cuando me quejo sin fuerzas.

Estoy seguro que aun tardo un día más en beber algo, sorbos cortitos de agua, pero la recuperación es una maravilla. La morfina me ha mantenido sedado y sin dolor -con bastante incomodidad, cierto, pero sin dolor. Es ahora cuando, frunciendo el ceño, me doy cuenta que algo no va bien... ¿Por qué no puedo mover el pie derecho? ¿Es más, por qué nisiquiera lo siento?

Me reviisan, me tocan y me mueven el pie, brevemente, ya que en la UCI no estoy para eso... y ya se habla de una lesión nerviosa. Yuju.

Finalmente tras dias, me traen comida... Semola y un par de tristes albondigas en salsa. Manjar de dioses... traiganme al cocinero/a que me caso con el/ella. Me quedo con hambre, por supuesto, pero al menos tolero la comida y es buena señal.

Aun me paso otro día en la UCI por falta de camas fuera, pero es un día hasta decente... las enfermeras me dan batidos cuando tengo sed o hambre, y los batidos están de vicio (el hambre hace mucho, también). Me rio hasta que me duele cuando oigo que el del cubiculo de al lado no quiere llevar el medidor de oxigeno (esta pinzita que te ponen en el dedo) y no hace más que saltar la alarma cuando se la quita. No me pregunteis como, pero estando convaleciente y creo que atado a la cama, se la quitó... ¡Del dedo del pie!

Y finalmente salgo de la UCI, encontrandome, aunque débil, bien. Tras un pequeño paseo por habitaciones (ya que el compañero que me iban a poner en la primera parecia que daba sintomas de gripe) acabo en una habitacion de tres camas, al lado de la ventana, a mi juicio el sitio más comodo del pasillo. Menos mal.

Es aqui cuando empiezan a pasar traumatologos, rehabit...¿ologos? médicos del servicio de rehabilitacion en cualquier caso... a revisar mi pie. Me hacen ejercicios y me dan extraños masajes, para cosas que no acabo a comprender. Me hacen cosas para ponerme y que me mantenga el pie en buena postura, para ponerme mientras duermo, para... mil cosas, ninguna comoda en absoluto ni útil de ninguna de las maneras. Pero ahi están.

Yo, a pesar del problema del pie, cojo un andador y tan pronto me lo permiten, empiezo a andar pasillo arriba pasillo abajo... me esfuerzo en mejorarme, al fin y al cabo, la idea era recuperarme pronto y reincorporarme a Bachiller... Pero nada es nunca fácil, no.

A pocos dias de irme, empieza una febricula (unos grados de más) persistentes sin razón ni motivo aparente. Y persisten, y persisten, y analiticas y analiticas y analiticas. Y nadie sabe que narices pasa. Obviamente, con fiebre no me voy a casa despues de una operación de corazón... Asi que analiticas, y analiticas y... ¿Que es esto? Aspergilus, un hongo hospitalario, MUY malo (malo como que si no te lo cogen a tiempo se te come las valvulas cardiacas en cosa de dos o tres semanas).

Se lió parda, gorda y subida en un Panzer. Se reunen TODOS los cardiologos de la planta, se discute mi caso, mi médico me avisa que vuelvo al quirofano... se me cae el mundo encima.

Al día siguiente aparece por alli el servicio de Enfermedades Infecciosas, un doctor pelirrojo simpatiquisimo, que casi parecía tener más miedo que yo del asunto entre manos... Y propone un tratamiento con antifungicos potentisimos y muy novedosos. Los cardiologos están de acuerdo en probar, ya que una segunda intervención de corazón... parece que las probabilidades de éxito tiraban en bajas.

Asi que empiezo a darle al Voriconazol y la Caspofungina como si estuviese de rebajas (a 500 euros el frasquito, segun la caja, y eran cuatro al día, durante dos meses largos). Es una medicación tan potente que la tienen que diluir en suero, y aun asi resulta incluso desagradable al entrar, me deja luego sensación rara en el cuerpo, pero si me salva la vida creo que puedo soportar unos picorcillos y una sensación de asquete.

Pero... ¿queda ahi la cosa? ¡LOL NO! Porque yo lo valgo y si me pongo, compro el pack completo edición deluxe especial con todos los extras y comentarios del director y de su madre en bata.

En pleno tratamiento por el hongo, me pongo arritmico perdido, encontrandome fatal, y toca que me enchufen OTRO gotero distinto, con una medicación standard para todo esto, el Trangorex. A la segunda toma, me lleno de ronchas... ¡Que resulta que soy alergico al Trangorex! Tocate los huevos Flanagan. ¿Como arreglamos la arritmia pues? Paso dos, a lo drastico, una cardioversión.

Una cardioversión consiste en, básicamente, lo de las peliculas, te enchufan con las palas en el pecho, te dan una descarga, y eso hace que tu corazón coja el ritmo que toca. Me sedan, me cardioversionan, me dejan el pecho como si me acabasen de tirar una pizza recien sacada del horno... no funciona. ¡Tocate los huevos otra vez! Probamos con otra medicación, ya por probar, porque ya... Arreglado. Momento estupido de... ¿Será hija de puta la arritmia, no se va con las palas y te vas con unas pastillas de mierda?

¡Pero no se vayan, que aun hay más...!

Aunque admito que la linea cronológica se vuelve algo difusa, o bien antes o bien despues de mi cardioversión, llevando ya un més en el hospital (si no recuerdo mal) y durante un día en el que mi madre y yo nos sentiamos particularmente trolls y nos dedicabamos a sentarnos en el pasillo y saludar con la mejor de nuestras sonrisas y agitando efusivamente la mano a cualquiera que pasase vestido de verde (vamos, en uniforme de quirofano), uno de tantos médicos que seguian mi caso se llevó a mi madre aparte y le dijo que me tenian que hacer una Ecografía Transesofágica. Su explicación es que me vió tan feliz que no quiso decirmelo directamente a mi.

Y direis... ¿tan mala es ese tipo de ecografía? Sí y no. Seguramente todos sepais lo que es una endoscopia, la tipica, la que te meten un tubito de cosa de 1 cm de diametro por la boca hasta el estomago. Si os han hecho alguna (como a mi) sabreis que es ... incomodo, el reflejo de arcadas se te dispara, te lloran los ojos y hasta que consigues normalizar la respiración es una putada y un coñazo.

Ahora figuraos como se me quedó la cara cuando vi que el tubo que tenía que entrar por mi boca hasta la mitad del pecho tenia al menos tres dedos de ancho, negro y lubricado. No negaré que me dió -por un momento- la risa estupida, pensando el la tipica frase de internet "He visto suficiente Hentai para saber donde va a parar esto...". Pero bueno, me ponen un taco de plastico para que no muerda el tubo... y tubo para dentro... y para dentro... y para dentro.

Claro, me preguntaron si queria sedación, pero con toda la mierda de farmacos que llevaba dentro, me dio por hacerme el heroe. Craso error. Y tubo padentro, y padentro, y medicos -MUCHOS JODIDOS MEDICOS- mirando la pantalla, a ver si se veia al Aspergilus por algun sitio. Quince minutos, veinte minutos, "Ya estamos acabando, Alvaro", entra otro médico y detrás suyo como una docena de internos de estos con cara de "¿Que hago yo aqui?"... No me lo dicen, pero noto que han vuelto ha empezar con la prueba para que los internos puedan ver todo el proceso... media hora, cuarenta minutos, me encuentro fatal, pero por fin se acaba. En que mal momento no pedí sedación.

Error que no cometí cuando semana y pico más tarde dijeron "Hay que hacerte otra". Lo cual es otra anecdota de por si. Me dan una pastillita, me dicen relajate... y salgo de la prueba. Eso recuerdo. Tengo una laguna de al menos media hora en la cual pudo pasar cualquier cosa, porque realmente no recuerdo absolutamente nada de aquella segunda prueba. Y me pasé toda la mañana descojonandome por cualquier cosa. Mira, una paloma en la ventana... ¡JAJAJAJAJA! El celador que me devolvió a mi habitacion flipaba en colores conmigo.

Asi que, por fin y dos meses despues, me mandan a casa, en hospitalizacion domiciliaria, a seguir con mis goteros de 500 euros el frasco, y más o menos, para Navidades de 2004 por fin me quitan la vía y soy libre, con un capazo de pastillas y a condición de que si pasa algo, si me noto raro, si me duele cualquier cosa, directo a urgencias.

Pero contar todo esto asi es tan... frio, tan carente de calor humano... asi que me gustaría recordar a todas aquellas personas que hicieron de mis dos meses de hospital una experiencia para recordar y ahora sonreir, reir, y preguntarme ¿que habrá sido de ellos?

Rudolph, aquel anciano de Sudafrica, con su sixtuple bypass, y su hija Anita, que no hablaba español más que "Zumo de Naranja", nunca olvidaré como se le iluminó la cara cuando le enseñe a pedir "Zumo de Piña". Ayude mucho a aquella familia con labores de traducción para las enfermeras, pero he de admitir que a mi también me ayudó mucho a la hora de practicar y soltarme en mi inglés hablado.

Felix, aquel cincuenton con su enorme e increible bigote, y su mala leche, que solo queria mejorarse e irse a casa, que tenía más voluntad por ponerse de pie una vez mejorado que todos los demás de la planta juntos. Que comentarios más acidos y más cabrones, y como nos reiamos todos con él. Espero que su marcapasos lo mantenga bien y con su humor en alto.

Dionisio, alias "Fruspasio" (porque no habia manera de acordarse del nombre, siempre nos equivocabamos), aquel hombre sin vergüenza ninguna, que le faltaban tres dedos de una mano, que se comía hasta las piedras porque "¡Que poca hambre habeis pasado, en la guerra si que pasamos hambre!", y que se daba crema antiinflamatoria (no me puedo acordar ahora la marca) por -lo menos- todo el cuerpo, gastando un tubo cada dos días. Nunca olvidaré aquella noche que por no levantarse estiró el brazo para coger su botella de agua, calculó mal y su colchón volcó... no se hizo nada, pero el estruendo fue suficiente para que tuviesemos que morder las mantas para no descojonarnnos. Y por supuesto, su enorme tarro de miel, de al menos cinco kilos, del cual -a pesar de ser diabético- se zampaba dos o tres cucharadas al día, aun a sabiendas de que siempre lo pillaban porque dejaba todo el suelo pringado.

Pero no podría acabar esto sin recordar a todas las enfermeros/ as de la planta de cirugía cardiaca. Demasiados nombres y caras para nombrarlos a todos, pero siempre me ayudaron y me animaron, y ser "el pequeñin de la planta", que un día me trajesen croissants, que otro día me dijesen "¡Claro, usa el ordenador del mostrador de las enfermeras!"... todo cosas asi... me mantuvieron con el animo alto a pesar de pasar en aquella habitación dos meses.

Soy consciente de que hay otras pequeñas anecdotas de mi estancia en el hospital de las cuales me olvido, o que omito, pero no puedo contarlo todo, fueron dos meses que, aunque aburridos, fueron intensos en experiencias, que forjaron mi caracter y mi manera de ver la vida de una forma que soy consciente que de otra forma nunca habría sucedido.

Y dentro de lo malo, me alegro de que asi fuese.

Si habeis leido hasta aqui, os admiro... porque menuda muerte de post... Nunca pensé que escribiría nada tan largo.

De nuevo, si lo habeis leido todo, gracias. Y mañana... más.

Un abrazo a todos, desde el tren (y desde la Comisaría, donde he acabado el post, ya que lo he tenido que escribir en dos sentadas, que hay más de una hora de escritura ahi volcada).

Alvaro

martes, 20 de diciembre de 2011

Reflexiones desde un Tren... Volumen Especial "Con Sabor a Mortadela"

Buenos dias de nuevo, mis lectores

Hoy me gustaría abordar un tema que me lleva rondando la cabeza desde que, hace unos dias, entré en el Blog por primera vez en... bueno, en casi dos años. Estuve revisando mis posts antiguos, intentando "sintonizar" con mis reflexiones y sentimientos de hace dos largos años y resulta curioso cuanto puede cambiar todo.

No digo que lo que antes era negro ahora sea blanco (cual Michael Jackson) sino más bien matices, asperezas limadas, irregularidades y salvajismos que se han ido puliendo hasta ideas mucho más claras y concisas. Es irónico que uno de mis últimos posts antes del parón por mi baja fuese sobre la evolución personal, ya que ahora, con este salto temporal por medio, puedo ver claramente dicho fenomeno en toda su gloria.

He desterrado muchas de mis inseguridades y tensiones a un pequeño pozo donde intento no asomarme si puedo evitarlo...

A la vez, he pulido mis ansias y furias hasta convertirlas en un cuchillo, pequeño, fácil de esconder, el tipo de cuchillo que nunca esperarías encontrarte, el tipo de arma que no esperas que te joda la mañana. Con lo buena persona que me he considerado siempre (¡Y me sigo considerando!) es sorprendente cuanto daño he aprendido a hacer.

Y claro está, me he centrado en lo que yo considero mis virtudes, las he desarrollado, y he aprendido algunas nuevas, intentando convertirme en un mejor especimen de ser humano, con la esperanza de ser cada día un poco mejor y más feliz (Pero que bonito...).

Pero en cualquier caso, y tras volcar mi cubo de las reflexiones en este lienzo, yo os prometí una cronica de mis peripecias durante estos dos años, y lo prometido es deuda. Aunque hay que tener algo en cuenta, y es que para entender los eventos de dos años hasta ahora, hay que remontarse a un suceso de hace ya siete años (¡Joder, como vuela el tiempo!).

Hace siete años, el 15 de Octubre de 2004, y debido a un problema cardíaco moderadamente grave (Aneurisma de Raiz Aortica y Prolapso de la Valvula Mitral, por si os aburris y quereis buscarlo) tuve que ser intervenido de corazón. Fue una intervención larga, difícil y con muchas complicaciones, la mayoria de las cuales vinieron post-operatorias.

Para empezar, lo más obvio y peligroso, fue una endocarditis (una infección en una valvula del corazón) provocada por un hongo hospitalario muy peligroso (de nombre Aspergilus). Tras varios sustos con el hongo, que podrían haber ido a más (a mucho, muuuucho más) consiguieron solucionarme con una medicación nueva (casi experimental) y me convertí en el primer caso documentado de mundo en haberse salvado sin necesidad de una nueva intervención quirurgica. Ahi es nada.

Como segundo plato, porque la cosa no acaba ahi, debido a las muchas horas de quirofano y probablemente a una mala postura en la mesa de operaciones, sufrí una lesión (una compresión) del nervio ciático de la pierna derecha, que me dejó sin movimiento ni sensibilidad el pie derecho.

Pasados cinco largos años desde esa intervención, el pié mejoró hasta cierto punto (ni siquiera ahora está bien del todo de la lesión nerviosa) pero debido a dicha lesión, se deformó y necesitaba cirugía para no destrozarmelo.

Asi que, y sin muchas más opciones (por no decir ninguna en aquel momento) me cogí una baja (en Navidad de hace dos añitos ya) y me puse en manos del iluminado de mierda del doctor que dijo "¡Bueh! Esto en tres meses estás andando como nuevo".

Ironicamente, cuando me acuerdo me duele el pie, como si me incitase silenciosamente un "Matemoslo... matemoslo... matemoslo..."

Asi que, me pongo en manos de este señor tan simpatico y tan optimista, y en Mayo de 2010 me interviene con una Artrorisis Subastragalina (para quien lo quiera buscar) que en pocas palabras consiste en poner un taco entre dos huesos, lo cual los fija en buena posición, y ya está, corregimos la deformidad del pie, y yo hago vida normal. Que facil, que sencillo, que bonito.

Me someto a la intervención, y para Octubre de 2010 me estoy sometiendo a otra, para quitar el susodicho taco, ya que se ve (¡¡¡SE VE!!) que se quedó pequeño para mi pie, y no fabrican más grandes, y al quedarse pequeño, no se quedó encajado entre ambos huesos y se salió.

Con un taco le tendría que haber dado yo al médico en aquel momento, pero bueno, me someto a una segunda intervencion, en la cual se quita el taco y se me realiza una Artrodesis, que viene a ser soldar huesos, tal cual, si con un taco no, pues a las bravas, soldamos hueso con hueso, te metemos tornillo y dos grapas, y eso si que no puede salir mal.

Tras la intervención, y porque soy un hijo de mi madre muy especial, se me hace una Necrosis Cutanea en la cicatriz, que nos lleva de cabeza tres meses largos, se plantea si no habrá que volver a intervenir y yo paso por una temporada que no se si cortarme las venas o dejarmelas largas y hacerles rastas.

Pero se soluciona la necrosis y digo ¡Bien! ahora que pase el reposo del pie y no tendré más que volver a hacerme a andar. Pasa el reposo, me hago a andar. Estoy como al principio.

¿A quien mato yo ahora? Al médico, obviamente, pero... En fin.

Obviamente el médico me sugiere otra intervención, que no le digo que se meta por el culo pero de casualidad, y ahi queda la cosa.

Medicamente, en lo que respecta al pie, eso es todo. Aun puedo contar otras peripecias, como los problemas de las bajas, mi increible super-neumologo y mucho más...

Pero todo eso, para otro día, que hoy he cumplido ¡Y con creces!

Asi que, cuidaos mucho y sed buenos, que se acerca la Navidad, y quien sabe si hay un gordo pederasta vestido de rojo con sus renos magicos observandoos. Y tocandose mientras lo hace.

Un abrazo desde el tren,

Alvaro

lunes, 19 de diciembre de 2011

Reflexiones desde un Tren... Volumen Especial "Saludos desde la Nostalgia"

Bueno... Saludos a todos.
No, ayer no mentía, pese a la proximidad del día de los inocentes, hoy vuelvo a trabajar.

Parece que haya pasado una vida desde la última vez que me senté e este asiento (en el mismo sitio del tren, quizás en este mismo tren, quien sabe...) y me puse a volcar mis reflexiones sobre este lienzo en blanco que es mi blog. Han pasado muchas... muchísimas cosas desde entonces, tanto buenas como malas.

Y sin embargo, me muevo. ¿Que me queda por decir? He tenido mis altos y mis bajos, pero nunca he dejado que mis problemas y miserias me arrastren, y esta vez no iba a ser diferente.

Asi que, heme aqui, observando desde la ventana la misma estación que tantas otras veces he visto antes, y he de admitir que nadando en la nostalgia, me siento bien.

Muchos de vosotros (es gracioso, porque lo escribo como si pudiese contar lectores con los dedos de más de una mano) sabeis de los problemas y tribulaciones que he tenido que superar durante estos pasados 720 dias (es correcto, ¿no? dos años menos diez dias...) pero para los que no lo sepan, y -porque no- a modo de diario personal y recordatorio para los tiempos venideros, intentaré explicar y resumir (no hoy, que creo que ya cumplo con mi cuota de blog para el primer día) todas mis peripecias, y asi poder recapitular en todo lo que me ha traido hasta este tren hoy.

Asi que, mis queridos lectores (pero que melodramatico llego a ser cuando escribo, leñe), con el tren saliendo de la estación, creo que es buen momento para poner punto y cierre al primer post de mi vuelta a esta pequeña rutina personal. Si lograré reanudar mi marcha o no, es algo que solo el tiempo dirá.

Un abrazo a todos, desde el tren

Alvaro

domingo, 18 de diciembre de 2011

¡Vivo! ¡Estoy... vivo!

Bueno, gente... he vuelto. O algo asi.

No hay manera fácil, organizada o lógica para empezar a explicar todo lo que ha acontecido en dos años (menos diez dias) de ausencia del Blog, pero prometo que -si todo funciona como debe funcionar, y espero que lo haga- en los dias venideros se reanudarán mis... "infames" reflexiones desde el tren, quizás con nueva numeración o incluso nuevo nombre, e iré explicando toda mi odisea.

Han sido unos meses extraños, caóticos y demasiado largos, y aunque una parte de mi esté gritando en mi interior diciendo "¡Noooo! ¡Madrugar otra vez noooooooooo!", tengo que admitir que la mayor parte está francamente animada por, por fin, ser capaz de en cierta medida, recuperar mi vida.

Asi que, hasta pronto lectores...

Nos veremos en el tren.