miércoles, 21 de marzo de 2012

Railes de Reflexión - Volumen nº 26

¡Buenos días a todos!

Hablemos de fallas, como prometí.

En geología, una falla es una discontinuidad que se forma por fractura en las rocas superficiales de la Tierra (hasta unos 200 km de profundidad) cuando las fuerzas tectónicas superan la resistencia de las rocas.

Troll face.

Vale, vale. Guardad las antorchas. Llevo pensada esa pollada una semana larga, no me podeis juzgar por hacerla. No podeis. Sí podeis. Debeis. Da igual.

Fallas. Esa increible fiesta que gira alrededor de cantidades malsanas de polvora y la fascinación humana por tanto el fuego como las demostraciones innecesarias de poder.

Y francamente, no creo que haya mejor manera de resumir la fiesta. Polvora, fuego y poder.

Coged cualquier evento importante de la fiesta. Podreis resumirlo a al menos uno (si no varios) de esos factores.

¿Mascletà? Polvora y Poder. ¿Nit del Foc? Polvora y Poder. ¿Cremà? Fuego. ¿Ofrena? Poder (religioso, al fin y al cabo, pero poder).

Y seguro que hay más. Aunque leyendo esta lista, hay que darse cuenta de algo. Y es que a los humanos nos fascinan sobremanera las demostraciones innecesarias de poder. Contra más extravagantemente enorme dicha demostración, más gente se moviliza para presenciarla. Todos los grandes eventos, todas las grandes fiestas tienen profundas raices en esta fascinación primordial que solo veo sentido se remonte a cuando nuestros antepasados observaban los destructivos fenomenos naturales con una mezcla de admiración y miedo.

Pero me estoy desviando. Las fallas. Gente, muchisima gente. Demasiada gente. Demasiada gente y aun más alcohol. Esto se traduce en hordas de borrachos. Hordas de borrachos con acceso a polvora, y no a cualquier tipo, a polvora en forma de explosivos de diseño.

Solo puede acabar bien.

Dejando ironías aparte... No, no me gusta Valencia en fallas. Huele mal,hay gente por todas partes y a pesar de las fiestas apenas consigues descansar por el constante porculeo de los petardos.

Pero así son las fiestas, hay que vivirlas, gozarlas, saborearlas... o joderse y aguantarlas.

Me conformaré con lo segundo.

Un saludo a todos,

Alvaro

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